mi vida puede ser plana
y llego a creer que necesito
sentarme a buscar un detalle,
de ésos interesantes,
para decir que el día valió la pena
y para alguien soy importante.
a veces no hay sueños,
y sin sueños,
no hay descanso
ni imágenes propias
para seguir.
a veces no hay sueños,
entonces no hay planes,
de esos profundos y secretos
por los que tiene sentido
arriesgarse a despertar.
a veces no hay sueños,
así es como se pierde la convicción
y se sigue mansamente
a cualquier otra voz,
o pierdo los sentidos
en la frágil ilusión
de inventar necesidades
en eso que llaman “confort”.
a veces no hay sueños,
no hay amor,
y sin amor se van de largo
las ganas de hacer,
esas veces hace falta
un poco de cariño
naciendo en mí.
a veces no hay sueños,
o si los hay
tan distantes
no los creo míos,
parece que me asomé
por la ventana de alguien
que vive lo que yo quisiera
soñar.
sueños lejanos
pausas en mi vida,
pequeñas flamas efímeras
cercanas que iluminan
el camino,
y no se puede culpar
a los sueños sino a mí
por no alcanzarlas a ver.
quiero ser un soñador,
mirar al mundo desde mi ventana
antes de meterme en él,
seguir mis imágenes y planes
sin perderme en la corriente
y volverme mi propia creación,
pues si trato de escoger
entre todas mis vidas una
hundiré más mis sueños
ayudándome a creer
que no existen.
los sueños son ideas salvajes
que se pueden domesticar.
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